Hola, hoy tocaré un tema que a veces es escabroso para algunas personas, ante tantas creencias basadas en "lo que se oye" y que pocas veces nos damos el trabajo y la oportunidad de investigar en fuentes fidedignas y autorizadas.
Me refiero al tema relacionado con nuestra composición energética.
Comenzaré por compartirte una cita:
Todo lo que nos rodea, incluidos nosotros mismos, está hecho de energía.
Einstein
La idea de cambio, de flujo, es muy antigua. Este lenguaje en términos de energía ya estaba presente en Heráclito, Platón o Spinoza. El ser vivo es un sistema auto-organizado que vibra, evoluciona, se armoniza o desarmoniza (enferma) y se relaciona, hasta que la energía vital abandona la materia que le da forma. La materia no es más que “un estado concreto de la energía”, la realidad es fluctuante y la creatividad no es tanto un rasgo personal como un flujo de energía transformadora. Esta energía vital se transforma pero, de alguna forma, subsiste como una huella que perdura de diferentes modos.
La experiencia y la sabiduría de un ser querido que desaparece, no quedan desvanecidas en la nada, sino que su huella queda ahí, lo mismo que todas las cosas que alguna vez han sucedido en el universo: Nada hay en el mundo que se pierda sin dejar huella.
I. Laszlo
Nuestra creencia de que sólo lo que vemos con nuestros ojos es lo que existe, se atrinchera resistente a admitir otras realidades, aunque tengamos mil ejemplos cotidianos que lo demuestren.
¿Caemos en la cuenta de la inmensidad de ondas invisibles que cruzan el espacio a cada momento? Nuestros teléfonos móviles, la televisión, la radio o internet no serían posibles sin ellas... ¿Cómo podrían funcionar si no existieran flujos de energía en forma de ondas?
Numerosas observaciones constatan la inquietud de animales antes de que se produzca una tormenta o un terremoto; evidentemente, no han oído la predicción meteorológica, pero son sensibles a la variación de los campos eléctricos de la atmósfera que anuncia la perturbación que se aproxima.
Los tratamientos sanadores que utilizan los canales energéticos del cuerpo humano para curar, como puede la acupuntura, apuntan también en esta dirección.
El sexo es energía: energía mental, emocional y corporal; las sensaciones que acompañan al sexo tienen en su base una potente carga energética. Cada átomo que compone cada molécula que forma cada célula... tiene un nivel concreto de vibración, una carga energética. Cada una de nuestras células es pura energía. Somos esencialmente energía.
La mirada objetiva, estática y el trato como cosa a la que nos tiene acostumbrados el llamado realismo científico, comienza a tambalearse a la luz de nuevos saberes que van desde la neurociencia a la transpersonalidad, y de la física mecánica a la física cuántica. Somos energía. Todo puede explicarse en términos de campos de energía y su fuerza transformadora. También los fenómenos mentales como el pensamiento o la creatividad pueden ser interpretados en términos de flujo de energía, un constructo tan útil como la motivación, la inteligencia, la creatividad o el rendimiento.
Saturnino de la Torre,
catedrático de didáctica de la Universidad de Barcelona.
Los seres humanos parecemos estar enlazados de manera sutil y eficaz, (¿recuerdas la inteligencia distribuida?), como postula Rupert Sheldrake en su teoría de la resonancia mórfica: la energía es el principio del cambio, es el principio causal del proceso de transformación...
Está en la base del tiempo, del cambio, de la interconexión de todo y todos, del devenir... El flujo vibracional es el punto de encuentro entre la naturaleza personal- individual y el estado energético de nuestro entorno.
Las personas creativas simplemente captan la vibración que surge de esta interacción sin censuras, y la transforman en nuevas propuestas y desarrollos sorprendentes e innovadores.
Observa lo siguiente:
Paul Deslauriers, ingeniero y consultor de desarrollo organizacional, atribuye la eficacia de los grupos y organizaciones a su capacidad de situarse en la “zona de alta frecuencia energética”. Quien se sitúa en esa franja, ya sea persona, grupo, organización o sociedad, alcanza cotas de rendimiento, de éxito y de evolución muy satisfactorios:
“Todo consiste en energía. Cuando hablamos de energía pensamos en una fuerza invisible, indefinida, pero incluso los objetos sólidos son intensos sistemas de energía. Lo que llamamos sentimiento o humor, son de hecho, flujos de energía”.
Nuestro cuerpo es un campo energético que contiene patrones de información. Todos los órganos generan sus propios campos energéticos específicos, pero hay un órgano concreto que genera un campo que afecta a todo el resto del cuerpo: es el corazón, el emperador del sistema, el que lo gobierna todo.
El corazón está constantemente emitiendo ondas de calor y presión, sonido, luz, señales eléctricas, magnéticas y electromagnéticas. Todas las células del cuerpo reciben en diferentes momentos estas señales que viajan a diferentes velocidades por el sistema circulatorio.
Una nueva ciencia ha emergido, la cardiología energética, que afirma que todas las señales que emite el corazón son fundamentales para el funcionamiento total del organismo. Y estas señales, están íntimamente ligadas a eso que llamamos “inteligencia”.
Por ahora aquí termino mi entrega, espero te sea de interés.
Don Emilio Garza
Por ahora aquí termino mi entrega, espero te sea de interés.
Don Emilio Garza