Las células del ser humano también experimentan el denominado Envejecimiento celular.
También a nivel celular podemos encontrar cambios relacionados con la práctica del mindfulness. Los cambios psicológicos positivos que ocurren durante la meditación provocan una mayor actividad de la telomerasa, según un estudio publicado en Psychoneuroendocrinology, por un equipo encabezado por Tonya Jacobs y Elizabeth Blackburn, de la Universidad de California.
Esta última recibió el Nobel por sus trabajos sobre los telómeros y la telomerasa.
Los telómeros son secuencias de ADN al final de los cromosomas que tienden a hacerse más cortas cada vez que la célula se divide. Cuando los telómeros alcanzan una longitud por debajo de un valor crítico, la célula ya no puede dividirse apropiadamente y termina muriendo. La telomerasa es una enzima que puede reconstruir y alargar los telómeros.
Los resultados obtenidos son producto del proyecto Shamatha, uno de los primeros estudios detallados a largo plazo o longitudinales y con grupos de control sobre los efectos, psicológicos y fisiológicos, del entrenamiento intensivo en meditación.
Este estudio es el primero en ligar el bienestar psicológico con niveles más altos de telomerasa, una enzima que es importante para la salud a largo plazo de las células. El efecto de la meditación habría que atribuirlo a los incrementos en la capacidad de los sujetos para afrontar el estrés y mantener sentimientos de bienestar.
Este equipo de investigación midió la actividad de la telomerasa en los participantes en el proyecto Shamatha al finalizar un periodo de tres meses de retiro intensivo.
El estudio se realizó con sesenta voluntarios divididos en dos grupos: uno recibió entrenamiento en meditación dirigido por un especialista, consistente en sesiones grupales de meditación dos veces al día y meditación individual seis horas diarias.
El otro grupo, el grupo control, realizó otras actividades durante el retiro. Ambos grupos eran similares en cuanto a edad, sexo, educación y experiencia en la meditación, y fueron evaluados simultáneamente y el mismo lugar. La actividad de la telomerasa era un tercio más alta en los participantes que habían meditado.
Estos sujetos también mostraban incrementos en diversas variables psicológicas, como el control percibido sobre la propia vida y el entorno, autoconsciencia entendida como la capacidad de observar la propia experiencia de forma no reactiva, y la sensación de propósito en la vida en cuanto a verla llena de sentido, digna de ser vivida y en línea con los valores y objetivos a largo plazo.
Además disminuyeron en una variable: el neuroticismo consistente en la tendencia a experimentar estados emocionales negativos.
Los investigadores concluyeron que la alta actividad de la telomerasa se debía a los efectos beneficiosos de la meditación sobre el control percibido y el neuroticismo, que a su vez eran debidos a los cambios en autoconsciencia y en propósito en la vida.
Esto apunta a que no es que la meditación incremente directamente la actividad de la telomerasa y, por lo tanto, la salud de una persona y su longevidad. Más bien se trata de que la meditación mejora el bienestar psicológico, y estos cambios son los que están relacionados con la actividad de la telomerasa en las células inmunitarias, con el consiguiente potencial de promover la longevidad en esas células.
Con esto terminamos el tema relacionado con los efectos y sus consideraciones que el Mindfulness ofrece.
Seguiré compartiendo información.
Don Emilio Garza