Continuamos con los efectos que se atribuyen al Mindfulness.
Efectos en la estructura del cerebro:
Con la edad la corteza cerebral adelgaza, esto provoca una pérdida de materia gris considerable. La investigación apoyada en resonancias magnéticas llevada a cabo por la doctora Sara Lazar, investigadora del Hospital General de Massachussets demostró la existencia de cambios estructurales en el cerebro con la práctica de la meditación.
Imagínate, la dra. Lazar estudió los cerebros de veinte voluntarios occidentales que poseían una experiencia de unos nueve años de promedio en la práctica de la meditación. El resultado más notorio fue que en el cerebro de los meditadores existía un grosor mayor de la corteza cerebral, comparado con los sujetos del grupo control, en tres zonas: la ínsula anterior, la corteza sensorial y la corteza prefrontal.
Estas zonas están relacionadas con los procesos de atención, la memoria de trabajo que permite mantener los pensamientos el tiempo suficiente para poder reflexionar sobre ellos, la toma de decisiones y la resolución de problemas.
El aumento de grosor se muestra directamente proporcional al tiempo dedicado a la práctica meditativa a lo largo de su vida. Esta investigación y algunas otras similares, demuestran que la experiencia de mindfulness, no sólo provoca cambios funcionales transitorios, sino que también deja huellas estructurales en el cerebro.
Esto significa que, si la experiencia es suficientemente prolongada, produce cambios de rasgo, es decir, perdurables, y no meramente de estado o circunstanciales.
El aumento de volumen de las áreas relacionadas con las emociones, apunta a que las personas que meditan regularmente tienen una habilidad singular para cultivar las emociones positivas, mantener la estabilidad emocional y comportarse de manera cuidadosa, según señala Judson A. Brewer, profesor de psiquiatría y autor principal de un estudio, publicado en la revista “Proceedings” de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos.
Además, las personas que meditan durante muchos años desarrollan una nueva red neuronal, en la que hay una mayor conciencia de uno mismo y del presente, y menos ensoñación. Es decir, más materia gris y conexiones más fuertes.
En una línea posterior de investigaciones, los resultados apuntan a que las personas que han practicado meditación un tiempo considerable, no sólo tienen más materia gris en el cerebro, sino que además sus cerebros también se encogen menos con la edad y las conexiones neuronales se mantienen más fuertes durante más tiempo.
Esto significa que las neuronas podrían transmitir mejor las señales eléctricas. Los resultados sugieren que los meditadores a largo plazo tienen fibras de materia blanca que son más numerosas, más densas o mejor aisladas por todo el cerebro y que el declive normal relacionado con la edad del tejido de materia blanca se reduce considerablemente en los practicantes activos de meditación.
Efectos en los neurotransmisores:
A partir de los estudios anteriores, Lazar y su equipo también obtuvieron datos acerca de un neurotransmisor esencial, la serotonina, regulador de los estados anímicos.
Descubrieron cambios significativos en la parte del troncoencéfalo implicada en la producción de serotonina.
Esta zona se volvía más densa al cabo de tan solo ocho semanas de práctica de mindfulness. Y el aumento era mayor en sujetos que hacían más práctica. Coincidían éstos con los que referían mayor incremento en la sensación de bienestar.
Efectos psicológicos:
Estos cambios en la estructura y función cerebral apoya lo que los practicantes de mindfulness vienen atestiguando desde hace miles de años: que la práctica cambia el funcionamiento de nuestra mente y la percepción de la vida, mejorando la sensación de bienestar, calma, equilibrio y la capacidad de afrontar la vida de forma satisfactoria.
A nivel psicológico, la práctica sistemática de mindfulness genera múltiples beneficios, que se manifiestan tanto a nivel de auto percepción general del individuo como en el desarrollo de habilidades especificas. Un resumen de las principales aportaciones a nivel psicológico relativas a la práctica meditativa de mindfulness según Siegel y que tienen un impacto positivo en el bienestar general son:
• Desarrollo de la habilidad de “descentramiento”, que es la capacidad para observar pensamientos, emociones y sensaciones corporales tanto negativas como positivas sin dejarse llevar por las reacciones automáticas que estas provocan.
Esta habilidad abre la posibilidad de ampliar el repertorio conductual explorando abordajes alternativos a las situaciones cotidianas y por lo tanto, de relacionarse con la experiencia de una manera nueva y más sana, trascendiendo condicionamientos muchas veces disfuncionales y permitiendo así romper círculos viciosos que perpetúan el estrés.
• Validación y aceptación de la propia experiencia, lo que facilita la detección temprana de señales físicas, emocionales y mentales relevantes a la hora de prevenir situaciones conflictivas o potencialmente “peligrosas”, como pueden ser por ejemplo los síntomas físicos del estrés incipiente.
• Desarrollo de la capacidad de autorregulación emocional. La autorregulación se define como el proceso mediante el cual los seres humanos establecemos metas, objetivos y logros y evaluamos nuestro comportamiento propio en función de los planes que nos hemos trazado, en un contexto de retroalimentación constante.
Como podemos observar, existen efectos importantes atribuidos a la práctica del Mindfulness.
Hasta aquí dejo el escrito por ahora, seguiré escribiendo.
Don Emilio Garza
Muy interesante como una actividad como ésta puede impactar tantos aspectos de nuestra vida.
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