domingo, 15 de septiembre de 2013

La vida cuántica y el Mindfulness (Parte I)


Sin duda alguna, uno de los exponentes de actualidad acerca de los conceptos de la Vida Cuántica es el Dr. Frank Kinslow, quien ha escrito varias publicaciones al respecto y sus conceptos guardan estrecha relación con la atención plena a la conciencia profunda. 
Me parece que vale la pena compartir algunos de los conceptos vertidos por el Dr. Kinslow en su libro "La vida cuántica" acerca de la Conciencia profunda.

Dice el Dr. Kinslow: ¿Alguna vez te has preguntado qué hay en el fondo de tu mente? Si pudieras utilizar la fuente de tus pensamientos, ¿crees que mejoraría tu vida, tu salud, tu capacidad para amar y vivir libre de preocupaciones? ¿De dónde proceden tus pensamientos y cuál es el posible impacto que ese conocimiento produce en tu vida práctica y cotidiana?


Resulta que destapar la fuente de tus pensamientos tiene una influencia total y absolutamente positiva en tus relaciones personales, éxitos económicos, en tu forma física y emocional, e incluso en tu vida amorosa. Es cuestión de desatar los vínculos entre energía y materia y ver qué hay más allá. Todas las cosas son formas de energía.

Por ejemplo, la silla en la que probablemente estés sentado cuenta con la energía suficiente como para suspender tu peso medio metro por encima del suelo durante un período de tiempo indefinido. Los pensamientos son energía mental, chispas del espíritu, que prenden la mente y todo lo que ésta toca.

¿Cómo lo sabemos? Cualquier cosa creada –y eso incluye los pensamientos– tiene dos cualidades. Es tanto energía como forma. Por ejemplo, la silla en la que te sientas es energía en forma de silla. Sabes que tiene energía porque te sostiene. A la energía en esa forma hemos decidido llamarla «silla», ¿verdad? Podrías decir que tu silla tiene «capacidad de aguantar», por ejemplo, y eso nos llevaría a todo tipo de cuestiones interesantes  pero al final, la llamemos como la llamemos, la silla sigue siendo una energía concreta con una forma concreta. 


Los pensamientos no son tan sólidos como las sillas o los pelos de los osos polares, pero existen y por lo tanto tienen forma y energía. Y al ser cosas creadas, los pensamientos pro­ceden de alguna parte. En realidad, ese lugar no está en ningún sitio. Es decir, el origen de los pensamientos es el mismo que el de todas las cosas creadas que hemos mencionado anteriormente  El pensamiento procede del orden implicado de Bohm, el «vacío», la Nada.

Me gustaría tomar prestada una analogía del Maharishi Mahesh Yogi y comparar la mente con un estanque. Un pensamiento sería como una burbuja que se elevase desde el fondo del estanque, expandiéndose hasta explotar en la superficie. La superficie del estanque se asemeja al nivel consciente de la mente, donde nos hacemos conscientes del pensamiento. El fondo del estanque, de donde proceden las burbujas, se ase­meja a la Nada que origina todas las cosas creadas. 


Lo mismo que las burbujas ascienden hacia la superficie de un estanque, los pensamientos se expanden, dispersando su energía y debilitándose en la subida. Cuando más se aleja un pensamiento de su fuente, más agota su energía. El pensamien­to es el precursor de la acción. Así pues, resulta fácil ver que un pensamiento débil conduce a una acción débil e ineficaz. Si seguimos el hilo, no nos costará mucho darnos cuenta de que  si podemos hacernos conscientes de un pensamiento más cerca de su origen, entonces podemos beneficiarnos de un pensa­ miento más energético y menos distorsionado. Todos podemos aprovecharnos de esto.


Déjame que te pregunte lo siguiente: ¿Alguna vez te has quedado sin pensamientos? 
Eso me parecía. 
De los pensa­mientos podemos decir con seguridad que están presentes desde nuestra primera respiración hasta la última. Si los pensa­mientos son energía, y si nunca se agotan, entonces es razona­ble considerar que la fuente del pensamiento es un suministro de energía inagotable. 
También podríamos sacar de todo ello la conclusión de que podríamos beneficiarnos mucho en caso de que pudiéramos aprovechar directamente nuestra fuente de pensamientos. 
Desde luego, no soy el primero en observarlo. Los sabios llevan siglos intentando que nos interesemos en este ejercicio. De ser posible, todos los aspectos de nuestra vida se verían maravillosamente transformados. ¡Agárrense bien por­ que es posible!

Ahora bien, podemos reírnos y burlarnos de teorías abs­tractas y filosofías raras hasta que se nos ponga la cara morada, pero eso no hace sino reforzar o debilitar las creencias. La experiencia es la madre de la ciencia. Mi tarea consiste en que tú obtengas esa experiencia. Así que empecemos. 


Siéntate cómodamente y cierra los ojos. A continuación, pon atención a tus pensamientos. Síguelos allá donde te lleven. Limítate a observar cómo van y vienen. Tras haber observado tus pensamientos entre 5 y 10 segundos, hazte a ti mismo esta pregunta y luego permanece muy atento para comprobar qué sucede justo después de haber formulado la pregunta. Esta es: «¿De dónde vendrá mi próximo pensamiento?». 


¿Qué ha pasado? ¿Se ha producido una pequeña pausa en tu pensamiento mientras esperabas el siguiente? ¿Te has fijado en el espacio, en una especie de intervalo entre la pregunta y el siguiente pensamiento? 
Bien. 
Ahora vuelve a leer las instruc­ciones y vuelve a hacer el ejercicio. 

Esperaré...

¿Has notado ahora un ligero titubeo en tu pensamiento, una pausa entre pensamientos? 
Si has estado atento inmediata­mente después de hacerte la pregunta, deberías haber observa­do que tu mente esperaba que sucediese algo. 

El autor de El poder del ahora, Ekhart Tolle dice que es como un gato acechando el agujero de un ratón. Estás despierto, esperando, pero en ese intervalo no existen pensamientos. Puede que hayas oído decir que limpiar la mente de pensamientos requiere de muchos años de ardua práctica, pero tú acabas de hacerlo en cuestión de segundos.

Por favor, realiza este ejercicio varias veces más. Hazlo durante 2 ó 3 minutos más, volviendo a hacerte la pregunta original o bien utiliza sustitutos, del tipo: «¿De qué color será mi próximo pensamiento?», o: «¿A qué olerá mi próximo pensa­ miento?». 

La pregunta no es lo importante, sino permanecer atento. 
Observa de cerca el intervalo cuando se produzca. La atención descubrirá el intervalo, el espacio entre pensamientos

Ese intervalo es el origen del pensamiento. 


Puede ser fugaz, pero no por eso deja de aparecer. Al irte haciendo consciente de manera asidua de esa pausa mental, ésta empezará a obrar milagros en ti.

Muy bien, ahora cierra los ojos y realiza el ejercicio de «detener el pensamiento» durante 2 o 3 minutos. Esperaré...

¿Has acabado? Bien. 
¿Cómo te sientes ahora mismo? 
¿Notas algún tipo de relajación corporal? 
¿Están los pensamientos más sosegados? 
¿Sientes tranquilidad o paz? 
¿Cómo ha sucedido algo así? 
Lo único que has hecho ha sido observar el intervalo entre pensamientos y automáticamente, sin esfuerzo, tu cuerpo se ha relajado y tu mente se ha sosegado. 
Eso es lo que ocurre cuando empiezas a funcionar y a vivir en los niveles más tranquilos de la mente. El cuerpo y la mente están íntimamente relacionados, y cuando la mente deja de pensar con tanta intensidad, el cuerpo se relaja y descansa. 

Ya sabes cómo conseguir que el cuerpo se tense y se ponga rígido, no tienes más que estresarte mentalmente. Cuello y hombros rígidos, dolores de cabeza, problemas digestivos, estreñimien­to e hipertensión son dolencias físicas que resultan de una mente caótica y agitada. 

Acabas de descubrir cómo combatir el problema del estrés mental, emocional y físico en tres minutos  Algo notable, ¿no te parece? No es más que la punta del iceberg del QE (Quantum Entrainment -Entrenamiento Cuántico-), pero con este sencillo ejercicio puedes empezar a sentir el potencial de lo que puede ser abrazar la Nada.

Ahora, permíteme que te pregunte lo siguiente: «Cuando observabas el intervalo entre los pensamientos, ¿te preocupaba tener que pagar las facturas, preparar la cena o recordar el cumpleaños de tu esposa?». 

Desde luego que no. Tu mente estaba totalmente tranquila y liberada de preocupaciones. 
Es imposible ser totalmente consciente de la Nada y sentir miedo, ansiedad, remordimiento, culpabilidad o cualquier otra emoción discordante o destructiva. 
Si sólo te limitases a aprender esta lección tan convincente, serías capaz de modificar enormemente el curso de tu vida, dirigiéndote hacia un universo de mayor prosperidad, creatividad y amor. 

Pero es que hay mucho más.
Continuemos descubriendo qué otras perlas de percepción nos esperan a partir de este ejercicio tan revelador. 
En primer lugar, explícame qué había en el intervalo. 

¿Qué has dicho? Un poco más alto, por favor... 
Ah, has dicho: «Nada». 

Así es, en el intervalo no había nada. No había forma, sonido, color, olor... ¡Nada! O bien podemos decir que en el intervalo había Nada, y también sería correcto. 
¿Empiezas a percatarte de la magnitud de este simple descubrimiento? 


Quienes piensan que son sus pensamientos y emociones, sus recuerdos, esperanzas y temores  tal vez empiecen a vislumbrar otra cosa.

Los pensamientos y emociones van y vienen. 

Son relativos y momentáneos. 

Tú, tu esencia es mucho más de lo que tu mente pudiera imaginar, y así acabas de demostrarlo. 

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Por ahora, aquí terminaré este comentario y continuaré en la siguiente entrega.
Me parece que comienza a tomar claridad la estrecha relación entre la "Vida Cuántica" y el Mindfulness. 
Me parece que vale la pena mencionar que cuando tuve la oportunidad de entrenarme en el QE, es decir, la técnica Quantum Entrainment (Entrenamiento Cuántico) por allá del año 2011, comenzó en mí la inquietud por encontrar algún método o técnica que ejercitara el proceso de atención plena a nuestros pensamientos y afortunadamente, llegó el momento de conocer Mindfulness. 

Don Emilio Garza



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Don Emilio Garza R