Mihaly Csikszentmihalyi, quien se desempeña como catedrático de la Universidad de Stanford en el ramo de las neurociencias, expone su Teoría del Flujo en donde la interacción que hacen la Psicología, la Filosofía y el Humanismo se unen para responder a la pregunta fundamental acerca de qué es la felicidad.
Csikszentmihalyi sustenta que hay ciertas experiencias que todos hemos tenido alguna vez, en las que hemos experimentado un "estado de flujo": la persona se encuentra completamente absorta en una actividad para su propio placer y disfrute, durante la cual el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unas a otras sin pausa. Todo el ser está envuelto en esta actividad y la persona usa sus destrezas y habilidades llevándolas hasta el extremo.
¿Cuándo es que la persona fluye?
Esto sucede cuando la persona se encuentra completamente absorta en esa actividad durante la cual, pierde la noción del tiempo y experimenta una enorme satisfacción.
Es precisamente en ese momento, cuando saboreamos el secreto de la felicidad.
Definamos el estado de flujo: es la capacidad de concentrar la energía psíquica y la atención y planes y objetivos de nuestra elección, y que se siente que vale la pena realizar porque se ha decidido este tipo de vida y se disfruta cada momento en lo que se hace. Es estar completamente involucrado en una actividad por ella misma: el ego desaparece el tiempo vuela, cada acción, movimiento y pensamiento se sucede inevitablemente del anterior como al tocar jazz, jugar tenis, andar en moto, andar en bicicleta, etc. Todo tu ser se involucra y usas todas sus habilidades al máximo.
Ocurre lo siguiente:
Sólo después, cuando miramos atrás y consideramos lo que sucedió, nos vemos inundados de gratitud por la plenitud de esa experiencia; es entonces cuando podemos afirmar que somos retrospectivamente felices.
El secreto es que este estado no sea algo puntual en nuestra vida, una ocasión especial y rara. Si miramos cómo se distribuye nuestro tiempo, nos encontramos que aproximadamente un tercio del tiempo que estamos despiertos lo dedicamos a acciones como vestirnos, desplazarnos o comer, actividades necesarias pero que solemos hacer sin poner en ellas atención.
Otra porción más o menos igual lo dedicamos a actividades productivas, como trabajar o estudiar. Y el último tercio lo dedicamos por lo general al disfrute del ocio y a nuestras relaciones.
La propuesta es entregarnos a todo ello de forma consciente, de manera que podamos "fluir" y experimentar así toda la intensidad de nuestra vida. El camino es la atención y la puerta es el presente.
En este caso la atención concentrada en aquello que estamos haciendo aquí y ahora, sea lo que sea.
Cuando desarrollamos nuestra capacidad de concentración, aumenta nuestra firmeza y nuestra atención se vocaliza. Logramos descubrir que podemos estar más presentes con todo nuestro ser. A través de la concentración se abren la visión, la intuición y la creatividad y podemos experimentar ese "estado de flujo" en el que nos sentimos plenos, transportados y renovados en la acción. Los deportistas de élite le llaman a esto "estar en la zona" y para conseguirlo se requiere entrenar la concentración; de ella dependen en gran manera los resultados conseguidos en la competición.
Por hoy termino mi escrito y espero te sea de utilidad leerlo.
Don Emilio Garza
Csikszentmihalyi sustenta que hay ciertas experiencias que todos hemos tenido alguna vez, en las que hemos experimentado un "estado de flujo": la persona se encuentra completamente absorta en una actividad para su propio placer y disfrute, durante la cual el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unas a otras sin pausa. Todo el ser está envuelto en esta actividad y la persona usa sus destrezas y habilidades llevándolas hasta el extremo.
¿Cuándo es que la persona fluye?
Esto sucede cuando la persona se encuentra completamente absorta en esa actividad durante la cual, pierde la noción del tiempo y experimenta una enorme satisfacción.
Es precisamente en ese momento, cuando saboreamos el secreto de la felicidad.
Definamos el estado de flujo: es la capacidad de concentrar la energía psíquica y la atención y planes y objetivos de nuestra elección, y que se siente que vale la pena realizar porque se ha decidido este tipo de vida y se disfruta cada momento en lo que se hace. Es estar completamente involucrado en una actividad por ella misma: el ego desaparece el tiempo vuela, cada acción, movimiento y pensamiento se sucede inevitablemente del anterior como al tocar jazz, jugar tenis, andar en moto, andar en bicicleta, etc. Todo tu ser se involucra y usas todas sus habilidades al máximo.
Ocurre lo siguiente:
Sólo después, cuando miramos atrás y consideramos lo que sucedió, nos vemos inundados de gratitud por la plenitud de esa experiencia; es entonces cuando podemos afirmar que somos retrospectivamente felices.
El secreto es que este estado no sea algo puntual en nuestra vida, una ocasión especial y rara. Si miramos cómo se distribuye nuestro tiempo, nos encontramos que aproximadamente un tercio del tiempo que estamos despiertos lo dedicamos a acciones como vestirnos, desplazarnos o comer, actividades necesarias pero que solemos hacer sin poner en ellas atención.
Otra porción más o menos igual lo dedicamos a actividades productivas, como trabajar o estudiar. Y el último tercio lo dedicamos por lo general al disfrute del ocio y a nuestras relaciones.
La propuesta es entregarnos a todo ello de forma consciente, de manera que podamos "fluir" y experimentar así toda la intensidad de nuestra vida. El camino es la atención y la puerta es el presente.
En este caso la atención concentrada en aquello que estamos haciendo aquí y ahora, sea lo que sea.
Cuando desarrollamos nuestra capacidad de concentración, aumenta nuestra firmeza y nuestra atención se vocaliza. Logramos descubrir que podemos estar más presentes con todo nuestro ser. A través de la concentración se abren la visión, la intuición y la creatividad y podemos experimentar ese "estado de flujo" en el que nos sentimos plenos, transportados y renovados en la acción. Los deportistas de élite le llaman a esto "estar en la zona" y para conseguirlo se requiere entrenar la concentración; de ella dependen en gran manera los resultados conseguidos en la competición.
Por hoy termino mi escrito y espero te sea de utilidad leerlo.
Don Emilio Garza
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